
Basílica de Santa María. Foto: Nico Trinkhaus
Isabel M. WIC
Cracovia es conocida por ser una de las ciudades más grandes, antiguas e importantes de Polonia. Su centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1978. Además, fue Capital Europea de la Cultura en el año 2000.
Cuenta con una población de 760.000 habitantes, llegando a alcanzar los ocho millones de turistas al año. Está situada en las márgenes del río Vístula, lo que la convierte en la segunda ciudad en cuanto a población de Polonia. Las bajas temperaturas son una de sus principales características, pues los termómetros han llegado a marcar los 21 grados bajo cero, mientras que en verano se alcanzan los 23 grados.
Cracovia es considerada una de las ciudades más bellas del mundo. La mayor parte de los atractivos turísticos de la ciudad se concentran en los barrios que componen el casco histórico, es decir, Stare Miasto y Kazimierz. Si vamos a Cracovia debemos visitar: la Plaza del Mercado, que es la plaza medieval más grande de Europa con 40.000 metros cuadrados; el Castillo de Wawel, que es uno de los complejos arquitectónicos más valiosos del mundo y el símbolo de Polonia; y la Catedral de Wawel, reconstruida en el siglo XIV tras quedar destrozada en diversas ocasiones.
Respecto a la gastronomía, un plato típico es la ‘barszcz’. Es una sopa de remolacha, con un intenso color rojo, acompañada de unos raviolis de carne. Los más populares son los ‘pierogi’ o raviolis polacos. Son una pasta, en forma de media luna, rellena de queso fresco, patata, cebolla, carne picada y frutas. Se toman como aperitivo o incluso como plato principal.

Pablo Martín, un erasmus en Cracovia
Un sevillano de Erasmus
Pablo Martín es un sevillano de 23 años que está viviendo la experiencia de su beca Erasmus en Cracovia. Estudia el doble grado en Derecho y Economía, y cuenta que lo que más le gusta es la libertad para moverse por la ciudad, que todo es súper barato y que, además, las distancias son cortas. Por ello, continuamente viaja junto a sus compañeros a ciudades y países cercanos, como Liubliana en Eslovenia, Trieste en Italia y Dortmun en Alemania, entre otros.
Para Pablo, la comida local no es demasiado rica, pero relata que se apaña con otros restaurantes como los de cocina japonesa, que abundan en la ciudad. En cuanto a España, echa de menos a su familia, a los amigos, entrenar, pues le gusta mucho el fútbol, y sobre todo, los platos de su madre. A pesar de ello, afirma que es una de las mejores decisiones que ha tomado en su vida, «una experiencia muy enriquecedora que repetiría mil veces».